Defensores de universos paralelos

jueves, 14 de junio de 2007

PUSSYCAT KILL!!!! (homenaje a Tura Satana)


Si los años sesenta pertenecieron a la Bardot, no cabe ninguna duda que su patio trasero tuvo un solo nombre: Tura Satana. Poderoso icono del cine independiente, con sólo tres películas aseguró su lugar entre los mitos eróticos de su década, demostrando además un espíritu indoblegable que la forjó como la primera y auténtica Bad Girl mediática de la Posguerra.

Contra toda majadería, la exótica Satana puede decir sin mesura que sus experiencias más limítrofes las vivió lejos de las cámaras. Desde su nacimiento en 1939, esta hija de japonés y amerindia encaró la vida por su lado más salvaje, donde las implicancias de sus años formativos legarían una profunda cicatriz.

Tura creció junto a su numerosa familia en “La Mafia”, barrio en el Oeste de chicago compartido por italianos, judíos y polacos. Única familia asiática en 20 millas a la redonda, la explosión de la segunda querra mundial les grana una fuerte hostilidad en el vecindario, siendo finalmente reubicados por el gobierno en un campo de California rodeado por alambrado de púas.

El término del conflicto les permite instalarse en El Manzanar, comunidad donde asiste a la escuela y logra los primeros éxitos escolares (fue la mejor atleta femenina de la primaria). No obstante, sus triunfos se opacan ante las constantes envidias y hostigamientos que sufre de ciertas chicas negras, en particular hacia sus rasgos orientales; las humillaciones se prolongan por dos años hasta que – cansada de los castigos en su casa por llegar con la ropa dañada – pone fin al martirio propinando puñetazos a las cinco niñas.

Nuevos ultrajes esperan a esta pequeña víctima de una forzada precocidad. Violada por una pandilla de jóvenes blancos a los diez años, verá esfumarse la justicia cuando uno de los culpables resulta ser primo del policía involucrado en el caso, siendo ella quien insólitamente acaba en el reformatorio por “tentarlos” al acto. Obligada a elegir entre amas o esclavas, se convierte en una respetada fierecilla entre sus pares, pasando largos períodos de aislamiento hasta que una tal jueza Hess cree su historia y la libera un año más tarde, pagándole además lecciones musicales para estimular sus cuatro octavas y media de rango vocal.

Las repercusiones de su paso por las rejas derivan en un corto período como pandillera, donde algunos biógrafos agregan inciertos episodios en la prostitución infantil. Efectivo o no, el nebuloso período concluye cuando a los 13 años debe asumir un matrimonio arreglado desde su niñez, el que se extiende por nueve meses hasta conseguir un divorcio de común acuerdo.

De vuelta a su propia independencia, resuelve juntar dinero para retomar sus estudios trabajando como mesera y luego como bailarina en espectáculos locales. Pronto consigue una plaza en el popular Trocadero Supper Club, agregando paulatinamente el canto a sus números de baile; por desgracia, un accidente con veneno desfigura su rostro y Tura se convierte en modelo fotográfica (usando una máscara) para sobrevivir. Es entonces cuando aparece en su vida el legendario comediante Harold Lloyd, quien la convence de posar desnuda para él (fotografías hasta hoy extraviadas) y luego le ayuda a superar sus contratiempos.

Ya repuesta de sus heridas faciales, la joven se convierte en la desnudista estrella de los clubes nocturnos de Nueva Orleans, siendo conocida como “La Señorita Belleza del Japón”. Durante esta época retoma sus coqueteos con el Kárate (alcanza el cinturón negro) y protagoniza un extraño episodio luego de que el auto en el que viajaba se estrellara y ella misma rescatara a los pasajeros cuando comenzó a incendiarse; según declaró más tarde, pudo recuperar la conciencia tras ver entre las llamas a un niño indio, visión que asegura presenciar en ciertos momentos clave.

Con una pequeña fortuna acumulada en el circuito de los clubes (y una fama de ninfómana que también le cuelga un romance con Elvis Presley), Tura se arriesga a probar suerte en Hollywood, debutando en 1963 con un pequeño papel en la comedia Irma la Dulce (que protagonizaba Shirley Mc Claine). Pero no será hasta dos años después que se convierta en un verdadero objeto de culto, tras cruzar su camino con el del inefable realizador Russ Meyer.



-wikipedia-



Ahora conoceis un poco mejor uno de los grandes mitos desconocidos de la humanidad

disfrutad del explendor de explotation aqui



con la colaboracion de DR.Miracle

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La historia del cine está plagada de grandes desconocidos injustamente olvidados.
Tura Santana es, sin duda, uno de ellos.

Charls

P.D: Todos hemos visto alguna vez un indio al salvar a los afectador por un accidente de tráfico.

Dr.Miracle dijo...

Buen homenaje para la diosa de la serie B y superheroina en su vida privada XD Me kito el sombrero.

Migl dijo...

SE DICE DR. MIRACLE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!