Una Escena Típicamente Veraniega

Akella bestia ya llevaba varios minutos rondando a mi alrededor, acechándome. Aunke no significaba ninguna amenaza para mi, su mera presencia y sobre todo, su insistencia, conseguían irritarme sobremanera. Ya le había lanzado varios atakes directos, a palma extendida, pero todos se habían traducido en intentos fallidos. La estulticia ke demostraba en sus nerviosos acercamientos, dando vueltas a mi alrededor, contrastaba con su agilidad y destreza al adelantarse a mis movimientos, eskivándolos todos.
Mi objetivo no era otro ke acabar con su fútil existencia o en su defecto, lograr simplemente ahuyentarla. De un modo u otro, deseaba con fervor ke cesara su recalcitrante acoso. Lo necesitaba, cuanto antes.
¡¡¡ZAS!!! Al fin, en una última acometida, logré derribarla. ¡!Muere!! Muere, silenciosa, obediente, resignada. Sólo pude trankilizarme tras haber logrado, por fin, deshacerme de ella… ¡!Puta mosca!!